Concepción Arenal Ponte (1820-1893)
“La prostitución es para la mujer el más horrible de todos los males. Es la lepra de la sociedad”.
Pionera en el feminismo español, desde joven se propuso ser abogada. A los veintiún años, para poder ingresar como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid se disfrazó de hombre, se cortó el pelo, vistió levita, capa y sombrero de copa. Al descubrirse su verdadera identidad y tras superar un examen fue autorizada a asistir a las clases, desde 1842 a 1845, sentada en un lugar alejada de sus compañeros.
Experta en Derecho, pensadora, periodista, poeta y autora dramática española, colaboró en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza y ha sido considerada la precursora del Trabajo Social en España.
En 1864, se convirtió en la primera mujer que recibió el título de Visitadora de Cárceles de mujeres. En 1868, fue nombrada inspectora de Casas de Corrección de Mujeres y tres años después, en 1871, comenzó a colaborar con la revista La Voz de la Caridad, de Madrid, en la que escribió durante catorce años sobre las miserias del mundo que la rodeaba.
A lo largo de su vida y obra denunció la situación de las cárceles de hombres y mujeres, la miseria en las casas de salud o la mendicidad y la condición de la mujer en el siglo xix, esta preocupación por la situación de las mujeres quedó expuesta en una serie de obras reunidas bajo el título La Emancipación de la Mujer Española.
Entre sus obras se encuentra Oda a la Esclavitud (1866) que fue premiada por la Sociedad Abolicionista de Madrid.
“Nunca me conmueve tan tristemente mi ánimo como al entrar en un hospital de mujeres donde se curan las enfermedades consecuencia de la prostitución. Allí las enfermas no suelen quejarse, saben que a nadie inspiran lástima y procuran sofocar el dolor físico lo mismo que el dolor moral”. La Mujer del Porvenir (1869)